Malditos complejos

perfectamente imperfecto

Te acercas al espejo y no soportas lo que ves. Eres incapaz de aceptar la visión de tu propio reflejo. Mires donde mires sólo puedes ver imperfecciones. Desde tus pies a tu cabello siempre encuentras algo que te desagrada. Tal vez una pequeñez, tal vez todo. Si tú no puedes mirarte y verte medianamente bien, ¿cómo lo podrán hacer los demás? Nadie jamás se fijará en ti. Preferías enterrarte bajo tierra, ir a un lugar donde nadie pueda juzgarte -ni siquiera tú-. De cada mil fotografías que te tomas rara vez te gusta una. Al segundo también la aborrecerás. Pones la televisión y chicos y chicas espectaculares desfilan ante tus ojos. Ojeas una revista y no encuentras sino más de lo mismo. Te gustaría ser cualquiera menos quien en realidad eres. Cambiarte por otra persona hace tiempo que es tu mayor deseo. Lo único que importa es el físico. Esa es la lección más dura que has tenido que aprender. Te odias. Te has convertido en tu peor enemigo.

La sociedad nos intenta trasmitir esa imagen. No te dejes engañar. Nos bombardean continuamente con los prototipos de lo que deberíamos ser. Desde que somos muy pequeños hasta los juguetes nos enseñan ese objetivo. Nos lo graban a fuego en cada uno de nuestros pensamientos. Es difícil dejar todo atrás y olvidarlo. Se te mete tan adentro que se vuelve muy complicado mirarte sin sentirte horrible. Creemos que para poder ser aceptados necesitamos ser perfectos. No es así. Sal a la calle, observa tu alrededor. ¿Cuántos modelos ves? Piensa en su forma de actuar. ¿De verdad son tan hermosos? ¿Son mejor persona que tú? Eso no nos interesa. Quizá haya llegado el momento de cambiar nuestra mentalidad. Siempre habrá algo que odiemos de nosotros mismos, pero ¿hay algo por lo que amarnos? Puede que sigas creyendo que no. No te ves con los ojos que yo lo hago. Eres increíble y no sólo por tu aspecto. Quitate la venda de la inseguridad y descubre tu propio yo.


Si quieres cambiar házlo por ti mismo, incluso por tu salud, no por lo que el resto pueda pensar. Al fin y al cabo eres la única persona con la que tendrás que estar el resto de tu vida.
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