Reseña: Perros e hijos de perra, de Arturo Pérez-Reverte



Título: Perros e hijos de perra

Autor: Arturo Pérez-Reverte

Editorial: Alfaguara

Páginas: 152

Precio: 14€


«He tenido cinco perros. No hay compañía más silenciosa y grata. No hay lealtad tan conmovedora como la de sus ojos atentos, sus lengüetazos y su trufa próxima y húmeda. Nada tan asombroso como la extrema perspicacia de un perro inteligente. No existe mejor alivio para la melancolía y la soledad que su compañía fiel, la seguridad de que moriría por ti, sacrificándose por una caricia o una palabra.»
Perros de presa adiestrados por gente sin escrúpulos, un chucho mejicano tuerto y digno, el fila brasileño que no era un asesino, Jemmy y Boxer, que cruzaron el Valle de la Muerte con la Brigada Ligera, el perro flaco y bastardo de la batalla de Rocroi, o Sherlock, el teckel de pelo fuerte y sólidos silencios, son algunos de los protagonistas en los artículos escritos por Arturo Pérez-Reverte entre 1993 y 2014 que se recogen en esta antología, ilustrada por el pintor Augusto Ferrer-Dalmau.


 No hay mayor lealtad que la de un perro y mayor hijo de perra (con perdón para los perros que no merecen tal comparación) que aquel que no sabe corresponderla como se merecen. Esta es una de las premisas principales de esta antología de Arturo Pérez-Reverte: “Perros e hijos de perra”. Un título sin duda acertado para lo que en él se habla. Un título que se ha ganado un lugar de honor entre mis libros favoritos. Un título que cuenta que todo aquello que algunos de esos hijos de perra debería leer. Un título que solo aquel que entienda lo que es amar a un perro y que un perro te ame puede comprender en su totalidad y sufrir con su lectura como yo lo hice.

Arturo Pérez-Reverte afirma y demuestra de mil formas en sus artículos (todos con el tema central de los perros en alguna otra medida) que el ser humano no está a la altura de los animales y que el mundo se vuelve peor cada vez que un perro desaparece. Con su característico lenguaje Arturo Pérez-Reverte busca remover conciencias o que al menos alguien se lo piense dos veces antes de actuar de forma cruel con algún perro. Un perro daría la vida por ti sin ni siquiera tener que pensárselo y son recompensados en muchas ocasiones con odio, con abandono, con crueldad y con todo aquello que “ellos nunca te harían”, como dice la famosa campaña en contra del abandono. En este tema comparto totalmente la visión de Reverte y no puedo citar ninguna cosa negativa, quizá que 156 páginas se me hacen demasiado pocas.

Un perro no es un animal de compañía que tener a tu lado solo cuando es un lindo cachorrito que no hace más que jugar. Un perro es un ser vivo que necesita cuidado, necesita de atenciones y que si alguien se decide a adoptarlo (siempre eso mejor a comprarlo y ayudar a que se conviertan en un simple objeto) sepa que es para toda la vida. Mientras el perro viva estará a tu lado te dará cariño de forma incondicional y hará cualquier cosa por ti. A cambio solo necesita alguien que le cuide y que sea merecedor de ese cariño y no lo desaproveche.

Esta es una reseña en la que podría llenar líneas y líneas sobre la razón que tiene Arturo Pérez-Reverte y el acierto con que lo refleja. Para no hacerla tan larga y llegar a aburrir, lo resumiré en que este libro (o al menos alguno de sus artículos) deberían ser de lectura obligatoria. Así como obligatorio reflexionar es sobre ellos. Arturo Pérez-Reverte me encantaba como escritor y como periodista, ahora se ha convertido en una persona que admiro. Solo espero que si algún día llego a ser periodista, que es lo que estudio, o periodista y escritora, que sería un sueño, poder saber expresarme como él lo hace porque ya es para mi un referente de cómo se deben hacer las cosas.

No puedo no destacar la labor del ilustrador Augusto Ferrer-Dalmau que le da más vida -si cabe- al conjunto de artículos, con imágenes totalmente realistas en las que los ojos de los perros se refleja la esencia de ese amor y lealtad del que habla Reverte.




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