De Un Libro Una Reflexión | "Guerra Mundial Z" de Max Brooks

«"El miedo —decía—, el miedo es la mercancía más valiosa del universo. —Eso me dejó pasmado—. Encended la televisión —decía—. ¿Qué veis? ¿Gente vendiendo productos? No: gente vendiendo el miedo que tenéis de vivir sin sus productos."
Joder, tenía toda la razón: miedo a envejecer, miedo a la soledad, miedo a la pobreza, miedo al fracaso… El miedo es la emoción más básica que tenemos, es primitiva. El miedo vende; ése era mi mantra: el miedo vende.» Guerra mundial Z, Max Brooks

 Encendemos la televisión y nos encontramos con catástrofes. Asesinatos, muertes. Todo es terrible y es por nuestra culpa. Hay poco espacio para la reivindicación o el positivismo. Prevale lo negativo sobre el resto. El mundo es horrible y no podemos hacer nada para cambiarlo. O eso es lo que parece cuando encendemos la televisión. Los discursos políticos que nos muestran siguen ese mismo sentido. Por culpa del contrario todo va peor.

Llegan los anuncios, pero no te venden productos. Intentan convencerte de que los necesitas. Sin ellos no serás lo suficientemente bueno. Necesitas ese coche para que todos te miren con envidia. El hecho de tener una forma de transporte personal no es lo importante. Tienes que tener uno que destaque sobre el resto. Que te ayude a sentirte superior.

Peor es el caso de todo lo relacionado con la estética. Estos van dirigido a un público en particular: las mujeres. Ellas siempre tienen que estar perfectas. Les hacen perseguir un canon inalcanzable. Tus pestañas tienen que sobresalir y destacar tu mirada. Tu piel no puede tener ni una sola mancha o arruga. Pobre de ti cómo sufras de acné. Toma pastillas para controlar tu peso. Utiliza cremas para definir tus piernas, cintura o barriga. Yogures para controlar tu ciclo gastrointestinal. Remedios para acabar con la sequedad vaginal. Acondicionador para un pelo sedoso y brillante.

Somos perseguidos para que creamos que por nosotros mismos no somos suficientes. Nos hacen desear más. Buscarlo fuera porque somos incapaces de obtenerlo. No hay espacio para la creación personal. Da igual lo que nos esforcemos. Solo a través de comprar aquello que nos haga “mejorar” será posible.

Tampoco nos permiten pensar en la lucha colectiva contra las injusticias. Todos contra todos. Ser el mejor, pero no ser los mejores juntos. Se olvidan de que nosotros somos los que tenemos el verdadero poder. Pueden persuadirnos mientras se lo permitamos. Estamos despiertos y lucharemos unidos. Ya no tememos.
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