De Un Libro Una Reflexión | "El jilguero" de Donna Tartt

«—La gente muere, eso está claro —decía en ese momento mi madre—. Pero la pérdida de ciertos objetos es tan trágica e innecesaria… Por puro descuido. En incendios y en guerras. Como el Partenón, que lo utilizaron como almacén de pólvora. Supongo que todo lo que logramos rescatar de la historia es un milagro». El jilguero, Donna Tartt

Una de las citas en la que más creo es aquella que dice que “aquello que no se recuerda está condenado a repetirse”. Somos nuestra memoria. El ser humano es el único ser vivo (que sepamos) que tiene la capacidad de conocer su historia. Hemos llegado hasta donde estamos hoy, gracias a todos los que han estado ahí antes que nosotros. Por eso, es tan importante conservar todo lo que nos dé claves de nuestro recorrido.

Sin embargo, sé muy bien que no existe una verdad absoluta. Toda certeza tiene matices que la completan o, incluso, le dan un significado diferente al que creíamos. Hasta la ciencia va evolucionando y descubriendo nuevos mecanismos. La crónica de nuestro paso no es una excepción. Hay otra máxima que afirma que “los ganadores tienden a escoger su versión”. Las mujeres lo sabemos muy bien. Hemos sido borradas de todas las disciplinas. Las feministas, poco a poco, van (vamos) recuperando nuestras aportaciones ocultadas durante años. Es un proceso largo y lento volver a encontrar aquello que durante siglos ha sido apartado del conocimiento general. Nosotras mismas seguimos sufriendo el techo de cristal que nos impide estar donde se toman las decisiones que nos afectan.

Para todo amante de la cultura hay una tragedia comparable que nunca podremos olvidar. La pérdida de la Biblioteca de Alejandría. Cuánta inteligencia reunida en pliegos que ya nadie podrá volver a leer. Por desgracia, no hace falta irnos tan lejos. En Tenerife, donde resido, se ha criticado mucho que en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife se pierdan las construcciones clásicas. No muy lejos de allí está la ciudad de La Laguna que es ejemplo de todo lo contrario, es memoria viva, de ahí que no nos extrañe que sea Patrimonio de la Humanidad.

Si no nos esforzamos por tomar lo que nos pertenece pasará una y otra vez más. No seamos nosotros mismos los que, aunque sin quererlo, acabemos con nuestra libertad.
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