Es inevitable salir herido

dolor

Todos tenemos heridas. Algunas más pequeñas. Como los rasguños que nos hacíamos de pequeños al caernos al jugar. Pero son dulces, y al fin al cabo, no tan dolorosas. Nos recuerdan que alguna vez fuimos felices. Eran previsibles, contábamos con ellas. No son las más importantes. Están totalmente integradas en nuestro interior.

Hay otras que nunca hubieses imaginado llegar a tener. Confías en que nada malo ocurriría. Piensas que será así. Ciertas los ojos y te dejas llevar. La corriente te empuja. Te sientes libre. Nadie puede detenerte. Eres capaz de cualquier cosa. Es tú momento. Nunca te habías sentido tan bien. Disfrutas de la libertad. Vuelas muy alto. Llegas a tocar el cielo. Y entonces, te topas con la realidad. Das un giro de 360°. Lo que creías cierto ya no lo es. Una pesadilla te arranca duramente del sueño. Un golpe del que es difícil reponerte. Una herida que no deja de sangrar cruza tu alma. Un enorme vacío se apodera de ti. Ya no eres el mismo.

Las heridas se acumulan. Se pueden curar, pero jamás se cerrarán del todo. La cicatriz se queda ahí, como una marca grabada a fuego de lo que una vez fuiste. Aprendemos a vivir con ellas, son parte de nosotros. 

No eres el único que ha sido herido. ¿Alguna vez te has preguntado por qué te ha tocado a ti tener tan mala suerte? ¿Crees que eres el único que lo pasa mal?

"Nadie dijo nunca que fuese fácil"

Sé que puedes hacerlo, eres fuerte lo has demostrado muchísimas veces antes. No te dejes vencer por el dolor. Cuando sientas que nada es suficiente, que nada vale la pena. Echa la vista atrás. Rememora como llegaste a dónde estás. Qué es lo que te hizo sonreír. Ahora ya no está. Pero el recuerdo jamás te abandonará. No te abandonaré. Las heridas seguirán acumulándose pero no tendrás qué enfrentarte a ellas solo. Las heridas se acumularán pero podrás hacerles frente. Sólo necesitas confiar en ti.


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