Compañía fiel también en verano

Gara

Siempre me ha fascinado como algo tan "sencillo" como un perro paseando puede hacer a tanta gente feliz. Ver como olisquean, como corren, como miran a su alrededor con unos ojos de inmensa curiosidad puede conseguir que olvidemos todos nuestros problemas durante unos segundos y simplemente nos quedemos mirándolos. Entonces, sin darnos cuenta, descubrimos lo que dejamos olvidado en la infancia, la inocencia de disfrutar del momento.

Puede parecer que la compañía que un animal nos da es solo eso, un simple bálsamo contra la soledad. No se imaginan que tan equivocados están. Una mascota puede ser el aliciente que te ayude a llevar tu día, quien te dé la felicidad que a veces se escapa solo con un movimiento de su rabo y quien te demuestre lo que es el verdadero amor y la entrega sincera. Eso y mucho más, solo quien a compartido su tiempo con ellas puede saber lo que significa su presencia.

Por desgracia, no todos pueden entenderlo y ponen trabas a su disfrute. ¿Por qué es tan difícil para quién no tiene coche propio moverse por la ciudad con su perro o gato? El paradigma lo tenemos en Tenerife, con la empresa TITSA. Tienen prohibido la subida de animales a los vehículos incluso aunque vayan en su transportín. Así, cuando mi perra de por entones apenas 10 meses fue atropellada tuvimos que apelar a la generosidad de los conductores para que nos dejarán subirla a la guagua y poder llevarla al veterinario. Por fortuna, esa vez lo conseguimos y pudo volver a casa con poco más que un susto. Pero en el día a día todo es más complicado. Algo tan básico como ir con tu perro a la playa o al veterinario se convierte en misión imposible.

Existe algo peor que no permitir viajar a las mascotas, algunos servicios te dejan llevarlas siempre que
los dejes en la parte baja junto con las maletas. En una zona cerrada, cercana al motor, en la que no entra aire y se exponen a un alto calor. Es una barbaridad pensar que ese es un buen lugar para meter a un ser vivo y más en pleno verano. Los animales, al igual que nosotros, sufren el calor y dejarlos ahí puede ser sinónimo de matarlos.  

Ya va siendo hora de que el transporte público también piense en los animales si quieren conseguir que la gente deje los automóviles privados y apueste por el medio ambiente. Vivimos unos años en los que cada vez más cuidar nuestro entorno es necesario. Para ello, los pequeños gestos son los importantes y algo tan sencillo como permitir que los animales viajen con sus dueños en los autobuses, trenes y demás transportes podría conseguir mayor concienciación. 
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