Industria de expertos

Símbolo masónico de la Sabiduría, Tenerife

Vivimos en una sociedad con excesiva dependencia de los expertos para determinar cualquier asunto en nuestra vida cotidiana. Las directivas de la televisión lo saben y, por ello, se nutren de ellos en sus diferentes programas. Para casi cualquier ámbito, encontrarás a alguien que te diga qué debes hacer y cómo. Pero, ¿cuál es la autoridad que les instituye como expertos?

Para algunos es tan fácil como la formación universitaria. Si tienes 4 años (puede variar según la titulación o el sistema académico) de estudios y un diploma que lo acredite estás listo para mostrar tu superioridad. Da igual que el agricultor lleve toda su vida dedicándose al cultivo de papas y que haya probado las más diversas técnicas y leído todo lo existente sobre el tema. Alguien que se ha pasado los últimos 4 años en un aula sabe más del tema. No importa que la modelo haya recorrido todo el planeta, desfilado por pasarelas de países muy diversos y visto el mundo de la moda desde distintos escalafones. Alguien que ha estudiado Economía te dirá mejor que tú cómo funciona tu sector.

¿Dónde queda el valor de la experiencia y el autodidacta? Los defensores de la corriente anterior, te dirán que ellos no han desarrollado su pensamiento porque no tienen las bases para poder realizar dicha tarea. Es cierto que los estudios te dan muchas nuevas herramientas y te descubren infinitos campos, pero no está en ellos la única manera de conseguir la independencia de nuestra psique. O si no, ¿qué ocurre con esos países en los que la manipulación se disfraza de educación? En ellos, ¿nadie llegará a ser independiente?

Como casi todo, depende de la persona y las circunstancias. ¿Quién dice que un agricultor no puede ser culto? ¿Quién dice que un universitario no pueda haber aprobado sin asumir realmente los conocimientos? En la trayectoria y el día a día veremos quién de los dos es realmente capaz de hablar con propiedad y con argumentos racionales. Si dejamos de polarizar descubriremos que la mayoría de las veces nos sorprenderemos a nosotros mismos.
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