DomingosDeOpinión: Cómo estudiar lo que te gusta y sobrevivir


Cuando estaba en el instituto una profesora preguntó uno a uno que nos gustaría estudiar cuando termináramos bachillerato. Cuando llegó mi turno dije muy convencida "periodismo". Muchos ya habían dicho antes la misma profesión. A la vez que pronunciaba la palabra vi como en la cara de los que me miraban se dibujaba la incredulidad. Lo vi incluso en la de la profesora (periodista también, por cierto, aunque graduada solo por ser un sueño de su vida, no ejerciendo) "¿Con lo tímida que es?" (aunque ese es otro tema del que puedo hablaros otro día) y "no tiene nada que hacer" parecían decir sus miradas. 

Por aquel entonces estábamos en primero de bachiller. Periodismo tenía una nota muy alta de corte en la universidad de la isla. Mientras ellos solo se fijaban en las habilidades que creían que yo no poseía. Yo me centré en estudiar con el empeño que nunca le había puesto para conseguir entrar. Conseguí unas notas casi de matrícula de honor (hubiese sido matricula si no fuera por los favoritismos de unos pocos profesores, pero eso también es otro tema), hice una PAU casi perfecta y sobrepasé la nota que necesitaba para acceder a periodismo. Entré en la primera lista cuando todos los años más de 700 alumnos intentan entrar para las 80 plazas ofertadas.

Muchas veces esas miradas que aún recuerdo me hacían dudar de si verdad era capaz de hacerlo; otras me daban el empujón que me faltaba no para demostrárselo a ellos, sino a mí. Hoy, de esas cerca de 10 personas que proclamó su amor al periodismo ninguna está estudiando Periodismo. Fui la única que conseguí ingresar. Me esforcé muchísimo para conseguir el expediente necesario. La verdad es que con lo fácil que me resultaba aprobar y lo que me aburría en las clases antes apenas estudiaba. Aun así, mis notas estaban lejos de ser malas. Hoy estoy dentro a punto de comenzar el último curso. La timidez me ha impedido dar algunos pasos y me ha afectado en mi vida personal, pero no en mis metas. Cuando persigo un reportaje encuentro, de una manera u otra, las circunstancias para conseguir lo que necesito.

No dejéis que lo que piensen la gente que cree conocerte te defina. Se puede ser tímido y perseguir tus sueños. Puedes tener problemas a la hora de relacionarte, pero eso no impide tu contacto con las fuentes, pacientes, clientes o cualquiera que sea el ámbito de tu interés. Solo tu fuerza de voluntad va a delimitar hasta dónde puedes llegar. Si realmente es lo que quieres, créeme, que puedes hacer cualquier cosa.

Otro día os hablaré de cómo aunque había estudiado más que nunca y sacado sobresalientes en todos los exámenes algún profesor se negó a ponerme la nota máxima, mientras que personas con peor media si tuvieron el 10 porque lo necesitaban para entrar en su carrera (como si yo no lo necesitase y teniendo mejores notas). Para que digan que los favoritismos a la hora de entrar a la universidad no existen.

Nunca olvidaré a esta profesora, pero tampoco a aquellos que me apoyaron y que simplemente se comportaron conmigo tal y como su ética (y mis calificaciones) les obligaba. A todos esos que animaban a seguir adelante, a no dejarse alinear por nada ni por nadie. También a aquellos que de manera sutil transmitiendo el amor por lo que hacían te dejaban embobada en sus clases. Tampoco a ese profesor que me acompañó casi desde el principio y, aunque desprestigiado por muchos, me ofreció muchísimo. Fue el único que me demostraba que me comprendía aunque yo nunca se lo reconociese (ni a mí tampoco). Quizá se veía a sí mismo años atrás en el mismo lugar.

Al final, aunque mientras vivías los años de instituto solo deseabas dejarlo lejos acabas recordando lo que menos esperas. Aquellos que lo posibilitan: los profesores.
Con la tecnología de Blogger.