Día tan necesario como el Feminazismo

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En los últimos años se viene haciendo apología de lo que denominan “feminazismo”. Las mujeres que siguen luchando por adquirir unos derechos reales y una igualdad efectiva son atacadas con este término. Tampoco es raro que se siga escuchando “ni feminismo, ni machismo, yo quiero igualdad”. Los mismos que repiten este eslogan son los que no son consientes del significado real de la palabra. Mi profesor de filosofía del instituto nos dijo hace años que toda mujer debe ser feminista. En ese momento me chocó porque aún no era consiente de todo lo que queda por conseguir. Con esa misma rotundez nos dijo que feminismo no es lo mismo que machismo, sino todo lo contrario. Eso a lo que hacen referencia los que insultan con “feminazi” es al hembrismo. Las reivindicaciones feministas no tienen nada que ver con esto. Atacando al portador de las ideas en vez de al mensaje lo único que dejan claro es que no tienen ningún argumento firme con el que defenderse. Más de 5 años después no puedo más que alabar sus palabras.

Ya son pocos los que se atreven a decir vox populi que las mujeres no debemos tener los mismos derechos que los hombres. Su abanderado en los últimos días ha sido el europarlamentario polaco Korwin-Mikke. “Por supuesto que las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas, menos inteligentes", dijo ante el pleno de la Eurocámara, cuando se debatía sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres (un 16% de media europea y un 18,8% en España).

No nos los dicen pero lo notamos. Siguen existiendo los suelos pegajosos y los techos de cristal. Las mujeres seguimos pagando más por los productos “rosas”. Solo basta con ir a un supermercado para darse cuenta. Haz la prueba de ir a un supermercado con un amigo, pareja, familiar, etc. de tu edad (así no podrás achacar el trato a la edad). Paga tú y espera a que te devuelvan el cambio, ¿a quién se lo dan? He comprobado que en la mayoría de las veces es a él. Da igual que pagues tú, que sea tu dinero. Sigue existiendo ese “instinto” que hace que sea el hombre al que se considere el poseedor del mismo.

En el tema de las tareas del hogar sigue siendo la niña la que es educada para ser capaz de ser una buena ama de casa, mientras el niño es mimado. Hace unos días escuché una conversación entre trabajadores de una institución pública en la que se decía “pero él es un hombre, no querrás que te limpie tan bien como una mujer” haciendo referencia a un hijo que no ayuda en casa.

Los colores siguen siendo una marca de género. Azul, niño, rosa, niña, no se te vaya a ocurrir vestir a un niño de rosa que te tratarán como una loca. Ni siquiera a mi perra la puedo llevar con correa azul sin que me digan más de una vez en cada paseo “yo pensaba que era macho, como va de azul”.

No es día para felicitarnos unas a otras, es día para ser consciente de que aún nos queda mucho para alcanzar una sociedad realmente igualitaria. Es día para ser conscientes de nuestra fuerza y de que nadie nos va a regalar nuestros derechos. Muchas antes que nosotras han conseguido grandes cosas, hay que alabarlas, pero no dejemos que su causa quede incompleta.
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