De un Libro Una Reflexión | Una habitación propia, de Virginia Woolf
«El que una mujer con mucho talento para la pluma hubiera llegado a convencerse de que escribir un libro era una ridiculez y hasta una señal de perturbación mental, permite medir la oposición que flotaba en el aire a la idea de que una mujer escribiera». Una habitación propia de Virginia Woolf
Muchas veces somos nuestros peores críticos. Tenemos unas expectativas demasiado altas sobre nosotros mismos. Nos rendimos al ver la dificultad de lograrlo. La página en blanco se acaba convirtiendo en un escollo insalvable. El autosabotaje se convierte en lo habitual.
No nos damos la oportunidad de fracasar. Seguir por el propio placer de continuar en vez de por alcanzar algo que puede que nunca llegue. Luchar contra nosotros mismos e intentarlo, aunque sea difícil, pues de los errores se termina aprendiendo. Virginia Woolf nos insta a escribir. A escribir a pesar del resto y a pesar de nosotros mismos. A escribir para llenar el vacío que deja la falta de palabras. A escribir para demostrarnos que somos capaces de ello. A escribir por todos los “anónimos” que en realidad eran nombre de mujer.
Cuando ella habla de escribir se refiere a cualquier actividad que nos llene. La pintura o la música también son nombradas en Una habitación propia. Mi querida María Joaquina de Viera y Clavijo fue la primera mujer poeta de Canarias, pero más que eso, fue una gran escultora. El arte y la autorealización tienen muchos caminos. Comunicar, expresarnos, ser dueñas de nuestra voz y aspiraciones eso es lo que nos pide. No dejar que nadie, ni siquiera nosotras mismas, nos diga que no somos capaces. La influencia social a lo largo de la historia es la que nos ha llevado a creer que no servimos, que no somos suficientes. Luchar contra esa idea es algo revolucionario.
Leer a Virginia Woolf nos recuerda que lo que hoy nos parece obvio tardó siglos en conseguirse. Hoy por el hecho de ser mujeres no tenemos vedada la escritura. Escribamos mucho y muy bueno, porque somos capaces.
