De Un Libro Una Reflexión | "Los vapores del vino" de Irène Némirovsky
«También ellas fueron jóvenes y fuertes. […] Pero al crecer se convirtieron en adolescentes pálidas, flacas, endebles, siempre tosiendo, indispuestas, enfermas, con fiebre, y poco a poco, de dolencia en larga convalecencia, se fueron apartando de la vida. Y la vida continuó sin ellas, e insensiblemente todo el mundo las olvidó. Marchitas, viejas antes de hora, arrebujadas en toquillas y mantas, ellas siguen viviendo, solitarias y tan tímidas que el sonido de una voz extraña le provoca palpitaciones». Los vapores del vino. Domingo, Irène Némirovsky

Es duro cuando eres tú el que se queda a un paso por detrás. Ves como todos van sobresaliendo y no eres más que un mero espectador. Te has convertido en el observador al que nadie vuelve a buscar. Intentas unirte a la carrera, pero no eres capaz de alcanzar su ritmo por mucho que lo intentes. Estás tan al fondo que ya es difícil encontrar a alguien para pedirle ayuda.
Miras adelante con envidia. Te olvidas de que no es necesario ser el ganador para disfrutar. Con el ansia por ver lo que está más allá has dejado de ver lo que hay a tu alrededor. Quizá no deberías aspirar a tanto y empezar a ser consciente de lo que conservas. La mayoría se han ido, sí, pero la sigues teniendo a ella.